
Todos los días hay una, al menos. El teléfono suena y todos mis sentidos se ponen en alerta esperando que, por fin, se trate de la llamada que hará que mañana me tenga que dar el madrugón y acudir a mi nuevo puesto de trabajo. Pues no. Resulta que se trata, otra vez, de una puñetera máquina - o un operador/a - que intenta venderme préstamos, cuentas bancarias o servicios varios.
Al final, es siempre mejor dejar sonar el teléfono y esperar a ver si dejan un mensaje. Muchas veces basta con buscar en Google el número de teléfono desde el que se ha efectuado la llamada y encontraremos entradas en foros de gente quejándose de que la han llamado desde ese número.
Teóricamente, el darse de alta en un servicio - hay varios - como National Do Not Call Me Registry hará que no vuelvan a molestarnos. Yo, después de probarlo, he llegado a la conclusión de que el problema se puede aliviar algo pero lo que es llamar, nos seguirán llamando...
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