Mientras Michelle Obama lucha contra la comida basura -aunque no deje de ser una conversa, teniendo en cuenta su pasado en algún consejo de administración de alguna empresa con pocos escrúpulos- su marido no sé da por enterado e invita -a cuenta de los contribuyentes- a su homónimo ruso a una hamburguesa con sus correspondientes patatas fritas...
Las opiniones son como los culos. Cada uno tiene el suyo. Clint Eastwood
No hay comentarios:
Publicar un comentario