Por ejemplo, toda la historia del hospital y los bomberos en La Habana no se le puede ocurrir a nadie más que a él. Por más de que los médicos cubanos puedan tener una formación de primera habría que ver el trato que les dan a los cubanitos de a pie, que en muchos casos, no podrían ni costearse los céntimos que valen, supuestamente, todas las medicinas.
O lo de la visita a Inglaterra y a Francia. Me parto de la risa. Con lo suyos que son los sindicatos de allí a los individuos que fueron entrevistados en la película se lo van a hacer pagar.
Ahora, eso sí, que ponerse enfermo en Estados Unidos es una putada mayor que en otros sitios y puede suponer la ruina económica por mucho seguro de salud que se tenga -gracias al puto copaid- es algo de lo que puedo dar fe.
Por cierto, Michael Moore se debería hacer una revisión médica por que, al paso que va, va a probar en sus propias carnes el sistema de salud gringo. ¡Que da lástima verle, joder!
A mí donde me gustaría vivir es en Vancouver. Los canadienses lo tienen mucho mejor montado.
Un poeta es alguien que calla. Hugo Mújica
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