Mientras traduzco The Origin of Love de Hedwig and The Angry Inch, apenas a ocho metros de mí -sigo en el Starbucks de la entrada anterior- tiene lugar una entrevista de trabajo. El ofertante está hablando a grito pelado, no creo que haya nadie que se esté perdiendo detalle de lo que dice. Está buscando un representante comercial y, el puesto, está aquí en San Francisco pero, la sede de la empresa, está en otro lugar (algo muy común). Le pregunta a la rubia candidata, escote y minifalda, si eso supone un problema. No puedo escuchar la respuesta. Ella no pega voces.
Esto me recuerda mi primera entrevista en Estados Unidos. También tuvo lugar en un Starbucks. Era el trabajo perfecto: por el dinero, porque hubiese trabajado desde casa, porque era una empresa hispana de Internet...
Al final se lo tomaron con mucha relajación y cuando volvieron a contactar conmigo (tres semanas después) ya había firmado por otra empresa. Cosas de Corporate America...
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