Los clientes sospechosos de ese tipo de prácticas recibirán un aviso en cuanto sean sorprendidos por primera vez, serán suspendidos por algún tiempo en la segunda ocasión y, si vuelven a reincidir, se quedarán sin conexión.
Por lo visto unos seis millones de usuarios de la banda ancha descargan ilegalmente archivos anualmente en el Reino Unido.
Y como siempre surgen preguntas del tipo ¿qué pasará cuando un cliente sea víctima de la piratería de otro individuo que se ha aprovechado de su red inalámbrica para hacer sus propias descargas?
La industria del "espectáculo" nos acabará mandando a las cavernas otra vez. En vez de evolucionar y encontrar otras oportunidades de negocio siguen en sus trece. Los que no evolucionen que se vuelvan a las cavernas, pero ellos solos.
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